Intentó moverse, pero conseguir que el brazo le obedeciera ya era una ardua tarea. Inhalar. Exhalar. Resollar... Languidecía en la cama, marchito ante nuestros ojos.
Su respiración era ronca y débil. Una máscara de oxígeno anidaba en la piel de su cara. Abrió los ojos, un esfuerzo que a todas luces le resultó agotador, y volvió a cerrarlos, esta vez para siempre.
Alcanzando la unidad con la fuerza.
miércoles, 24 de junio de 2009
Publicado por WeRbY en 2:18
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2 comentarios:
Eres grande Esteban. Un abrazo
Un abrazo crack, ánimo y a cuidar a la familia, al fin y al cabo es lo único que tenemos.
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